Esta exposición, surge del interés de la galería por promover nuevas sensibilidades que actúan en el campo de la curaduría y enlazar a su vez, otras escenas nacionales. Martin Camargo y Paola Peña, desde Bucaramanga y Medellín respectivamente, elaboraron dos propuestas que se ocupan de la noción de espacio, entendido como una construcción mental; y de ciertas consideraciones sobre el tiempo, la sociedad, lo físico, lo económico y lo natural.
Cada uno de nosotros trabajó de manera individual escogiendo un grupo de artistas, tanto de la galería como invitados especiales, en tres propuestas donde se combinan intervenciones específicas individuales junto a propuestas grupales. Como resultado, una muestra meditada en objetos que mestizan formas arquitectónicas, escultóricas, de dibujo y diseño.
El vivir y el habitar, es un problema que ocupa a dos artistas que realizan intervenciones individuales, Gerson Fonseca y Guillermo Marconi. Los dos se interesan en la arquitectura mediante una visión clínica y taxonómica. Mientras Fonseca en “Prueba y error” desafía los estatutos de percepción, Marconi en obras como “La dignidad en obra gris” o “Sueño de nadie”, se ocupa de un problema mundial, el aplastamiento del espacio social. En sus obras las preguntas de fondo parecen ser: Cómo se enfrenta la racionalidad política a la racionalidad económica? A quiénes pertenecen las ciudades?
El interés por la evolución matemática de formas vegetales y sus probables transformaciones constituyen el eje de la obra de Karen Aune. Sus esculturas en acrílico y madera, de la serie “Lapsus tropicus”, dan continuidad a sus reflexiones sobre la naturaleza, la tecnología, el diseño, el hábitat y la vida artificial. Las obras de Gabriel Antolinez, “Bolsa de pieles”, “De dentro hacia fuera” y “Discos y flecos”, se ocupan de las relaciones entre lo orgánico y lo simulado, lo vivo y lo inerte.
Las video instalaciones de Karold Ruiz, de la serie “Ecos del pasado y del presente”, y los dibujos intitulados de José Ignacio Cadena, se ocupan del retrato y la auto representación. En los dos, el cuerpo es válido para hacer reflexionar sobre los estados anímicos y las fronteras existentes entre percepción, intelecto y espíritu. Finalmente, en “Sin titulo”, Juan Haag toma materiales de archivo para exponer la planimetría militar y la racionalización cruel de la guerra.